Bodega Aurrerá: escenario previsible

Es un ejercicio de prospectiva.

Sólo el tiempo y la disminución de los ingresos de los comerciantes locales mostrarán en el futuro próximo el daño real de la apertura de una tienda de supermercado en el municipio de San Antonino.

A unos cuantos días de que se inaugure formalmente la Bodega Aurrerá a la entrada principal del municipio de San Antonino, ya se está contratando personal para sus distintas divisiones de ventas y mientras, las familias que ejercen el pequeño comercio en la localidad empiezan a tener una idea más o menos aproximada de lo que les espera en el futuro próximo: una competencia desleal y determinante y una disminución segura de sus ingresos.

En un mercado público distintas familias se especializan en la prestación de un servicio o un comercio--carniceros, panaderos, hortelanos, fruteros, abarroteros,etc.,--- lo que contribuye a una mayor distribución del ingreso entre esas familias.

En un supermercado o tienda de autoservicios como Bodega Aurrerá se crea un monopolio. Es decir, el titular de la franquicia o los accionistas principales serán los únicos beneficiarios de las ganancias.

Con un supermercado es como si tuviéramos un mercado público, la diferencia es que, en vez de que se repartan las ganancias para cada uno de los comerciantes, ahora las ganancias serán únicamente para el dueño del supermercado.

Será difícil que un supermercado de ese tipo, que ingresa la mayor parte de sus productos del extranjero por pertenecer a modelos de producción y distribución transnacionales, pueda comprar insumos a los productores locales.

Los productores de San Antonino, principalmente de hortelanos, en su mayoría, cultivan en espacios pequeños en una economía de subsistencia, donde se evidencia la ausencia de políticas de estado para el campo, la falta de organización, de tecnificación y de suma de esfuerzos para impulsar la producción local.

Tratándose de los tablajeros, la producción y venta de carne en San Antonino, es una industria tradicional que hoy sufre una debacle---el Baratillo de San Antonino es uno de los mercados más importantes de ganado en el Estado---. Y el problema de los tablajeros se debe a la crisis en general, ya que algunos carniceros prefieren sacrificar vacas que adquieren en tres mil pesos y no sacrificar toros con valores de quince mil pesos, vendiendo la carne al mismo valor.

Claro que esta es una excepción entre los tablajeros locales, pero dados los supuestos controles de calidad de los supermercados, difícilmente podrían suministrar en calidad y precio a ese tipo de tiendas.

La panadería es otra industria fuerte en San Antonino y Bodega Aurrerá, así como está contratando personal para carnicería, también la está requiriendo para panadería. Aunque Aurrerá se centrará en la elaboración del pan tipo español, pastelería y productos de temporada---como las roscas o el pan de muerto de supermercado---, será difícil que pueda competir contra una tradición local de los panaderos de San Antonino, que tienen una variedad de panes tradicionales que satisfacen el entorno sociocultural: pan para mayordomías, para bodas, para bautizos, pan tradicional de muerto---, además, aún entre los propios panaderos existen técnicas que les han merecido una clientela firme, como los que cocinan en hornos de barro con leña.

En este caso, Bodega Aurrerá sólo disputará el mercado masivo, es decir, aquellas personas que esperan encontrar precios más bajos sobre ciertos productos estandarizados.

Otros grandes afectados lo constituirán, sin duda, los abarroteros de San Antonino, cuyas tiendas dependen de intermediarios que les suministran los productos.

Este escenario previsible, irónicamente, está muy alineado con el escenario indeseable.

Así es el capitalismo salvaje.