(Foto antigua proporcionada por Fernando Santiago: San Antonino. sin fecha)
No es la primera vez que hay un elevado número de muertos en San Antonino.
En 1915 se registraron dos o tres deceso al día por causa de
la tifo o peste que asoló a varias regiones de Oaxaca.
Estos acontecimientos fueron registrados de primera mano en San
Antonino y también dan cuenta de la generosidad de nuestros paisanos que
apoyaron a mucha gente que llegó al pueblo en busca de ayuda y alimentos.
La primera referencia se encuentra en lo que denominamos “El
Memorial de San Antonino” y que es una relación en la que los presidentes
municipales consignaban el nombre de las autoridades municipales de cada año,
así como algunos acontecimientos relevantes desde 1760 y hasta 1946. (A la
copia que conseguí le faltan muchas hojas).
La segunda referencia son las “Efemérides: Sucesos ocurridos
en el siglo XX en la República Mexicana” que es una relación de acontecimientos
nacionales compilada por el músico y compositor de San Antonino Laureano
Santiago Pérez, que vivió más de cien años y que menciona varios
acontecimientos que le tocó er durante su niñez en San Antonino y que
reproducimos aquí.
El mal augurio de la
plaga
En 1913 una plaga de langostas proveniente de Centroamérica
ingresó al territorio nacional causando estragos en estados del sur y llegó
también al istmo oaxaqueño.
En junio de 1914 esa plaga llegó a San Antonino, Don Laureano
Santiago recuerda que entonces él era niño y comenta: “Eran una cantidad enorme
de animales que tapaban o cubrían el sol, como las nubes que oscurecen el día.
En esa temporada las milpas estaban ya grandes, unas espigando y otras
jiloteando y en dos o tres horas las langostas acababan con ellas, hasta el ras
de la tierra. Al ver esto el señor presidente municipal ordenó a los maestros
que sacaran a todos los alumnos de la escuela para llevarlos al campo a
espantar a las langostas. En agosto del mismo año desapareció la plaga, pero
dejaron en los campos la huevera como los chapulines.”
La hambruna que
provocó enfermedades
Como consecuencia de que la plaga de langostas dejara sin
alimentos a los pueblos, en 1915 se desató una hambruna general y como
consecuencia de ésta apareció el tifo o peste.
El Memorial de San Antonino se refiere a esta hambruna como “espantosa”,
refiere que subió el costo de los alimentos y el maíz alcanzó un precio de tres
pesos plata. En apoyo a las familias, el gobernador emitió billetes del estado,
pero fueron rechazados en San Antonino, por lo que el pueblo fue multado y
todos se cooperaron para pagar la multa.
Señala el Memorial que ese año se desató una epidemia de
tifo y que en la galera del mercado de esta Villa(de San Antonino) apareció un
campamento lleno de vecinos de distintos pueblos y había desmayados y dos o tres
muertos al día en busca de auxilio. Como la enfermedad atacara también a otros
pueblos, el gobierno del estado dispuso prohibir los funerales y los entierros
con música y con acompañamiento de sus familiares, se canceló la fiesta de “Todos
Santos” y se prohibieron las visitas al panteón.
La proverbial generosidad
del pueblo de San Antonino
Don Laureano Santiago refiere que las familias de San Antonino
hacían tortillas para regalárselas a los vecinos de los pueblos vecinos que
llegaban al pueblo en busca de auxilio, pero como eran muchos, se tenía que
revolver el maíz con garbanzo para que alcanzaran las tortillas que les daban
con frijoles, calabazas y elotes asados con leña. Los campesinos juntaban también
guamuches verdes y semillas de “rompecae” para mitigar el hambre.
Pese a esos esfuerzos, en la galera del mercado municipal
amanecían hombres, mujeres y niños muertos por el hambre. Aunque tenían con qué
pagar, no había quien les vendiera ni una cabeza de cerrillo, por lo que las
mujeres del pueblo tapaban la lumbre en la noche para conservar el fuego.
Los campesinos hacían lumbre con varas de chamizo y un
pedazo de palo y zacate secos.
Los muertos vivos
Cuenta Don Laureano que después de la época de lluvias
nacieron en los campos las langostas tiernas, por lo que se organizó la junta
de vecinos del pueblo, para juntar costales de langostas y tirarlas en un hoyo muy
grande que se hizo en el cerrito de San Antonino, también conocido como “Dany
Shachi”. Pero con el tiempo y el calor los animales se pudrieron y de ahí
surgió la peste, que en zapoteco le decían “Shidy-Rub”.
Era tan elevado el número de paisanos muertos por la peste,
que la autoridad municipal ordenó a los policías que donde encontraran a una
persona inconsciente de una vez se enterrara, previo aviso a sus familiares, y
cuatro policías lo enterraban en el panteón, sin la presencia de su familia en para
evitar contagios.
El tiempo pasó. La langosta y la epidemia se erradicaron.
Asimismo, se normalizaron los funerales y los entierros en
el panteón y era común que quienes tenían familiares en una tumba, la abrían
para enterrar a su siguiente familiar fallecido.
¡Qué terrible sorpresa se llevaron las personas cuando
encontraban que sus muertos de la epidemia aparecían en la fosa de costado,
otros boca abajo y otros encogidos: ¡Los habían enterrado vivos!