miércoles, 16 de noviembre de 2011

Bordados de San Antonino



Es un asunto de inteligencia.

Los bordados de San Antonino se realizan con una simple pluma para ir llenando el espacio en blanco, con una precisión matemática y sin más recurso que la imaginación.

Se recuerda el arte barroco por la imaginería desbordada.

Bien por las artesanas del bordado de San Antonino.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Flor Inmortal en la historia



La aristocracia de principios del siglo XX (c. 1900), realizaba frecuentes visitas a los campos de San Antonino para conocer la flor inmortal, cuyas artesanías gozaban ya de amplio reconocimiento en los principales mercados del Estado.
De acuerdo con información local, se supone que la flor inmortal es una flor originaria de Europa y que fue obsequiada a los artesanos de San Antonino, por generosos turistas, porque las artesanías se hacían entonces con flores frescas.
Acá una foto del álbum familiar de Porfirio Santiago, uno de los archivos fotográficos más antiguos de San Antonino Castillo Velasco.



jueves, 3 de noviembre de 2011

Cierra el shintagúl el día de muertos

Es una tradición.
Este dos de noviembre por la noche, decenas de niños disfrazados de muertos salieron por las calles de San Antonino para solicitar regalada la fruta de los altares.
Acompañados de grabadoras reproducían música y en las esquinas de las calles se ponía a bailar para luego echar a correr a los domicilios para pedir la fruta gritando "¡queremos shintagúl!, ¡queremos shintagúl!".
Las amas de casa los dejan entrar y los niños literalmente se lanzan sobre la fruta para escoger la que más les guste.
Antiguamente salían los mayordomos de la iglesia a solicitar el shintagúl.
En cada casa eran recibidos con tepache y mezcal y al término del brindis que les ofrecía el casero, se llevaban la mayor parte de la fruta de los generosos altares de San Antonino, en los que se encuentra fruta de la temporada y el tradicional pan de muerto que llega a medir hasta cincuenta centímetros de diámetro.
Los mayordomos juntaban todos los regalos de frutas y alimentos y los concentraban en la iglesia de San Antonino, hasta donde llegaba gente de escasos recursos de muchos pueblos y se les compartía, quedándose una parte para el párroco.
Hoy en día los mayordomos ya no salen. Pero los niños, como cada año, se organizan en grupos y salen en carretas arrastrando botes mientras bailan y gritan ¡Queremos shintagúl! ¡Queremos shintagúl!