domingo, 25 de junio de 2023

Mayordomos antiguos de San Antonino y la desaparición del idioma zapoteco







(Foto: Detalle de comerciantes atrás del templo de San Antonino. sin fecha. Archivo de Fernando Santiago.)

Hace ya varios años que falleció Eulalia Arriaga Aguilar, que vendía empanadas y alimentos tradicionales en el mercado de San Antonino.

Me gustaba ir a desayunar a su puesto de comida porque platicaba con ella y con su esposo mejor conocido como Pilo Gigante. 

Era una generación que iba de salida, pero se caracterizó por una gran rectitud, inteligencia y determinación en cada momento de su vida.

Ellos me contaron que antiguamente los mayordomos de las fiestas de San Antonino tenían un nombre especial en zapoteco.

Por ejemplo, el mayordomo principal del 10 de mayo--que es el día de la fiesta patronal de San Antonino-- era llamado Dad Gúul, mientras que al mayordomo principal de la Virgen de Guadalupe, lo nombraban como Nánn-e Gúul.

Ahora ya no se usa.

Esto nos lleva a pensar, no sin profunda tristeza, sobre la pérdida de la lengua materna. 

La lengua materna sintetiza el desarrollo cultural, intelectual y espiritual de un pueblo, cuando desaparece la lengua materna se pierde una cosmovisión (forma de explicar el mundo) única y milenaria. Es una pérdida cultural lamentable. 

El zapoteco de San Antonino Castillo Velasco está desapareciendo irremediablemente, como sucede con la mayoría de las lenguas indígenas en nuestra entidad.

A ello han contribuido muchos factores, sin duda, pero el principal sigue siendo la ausencia de una política pública de rescate, documentación, promoción y revaloración de su uso.

Es cierto que la burocracia nacional y estatal en la materia tienen programas específicos y con pomposos discursos sentimentaloides parecen resolver el problema, pero eso es a nivel del discurso oficial, en los hechos las lenguas indígenas están disminuyendo alarmantemente su número de hablantes, sin que se perciban acciones reales y contundentes para su preservación.

Las autoridades municipales debieran ser los principales preocupados y ocupados para que no se acaben de extinguir las lenguas maternas de Oaxaca.

Como en San Antonino Castillo Velasco, donde la niñez y la juventud prácticamente ya no hablan ni  entienden el zapoteco.

Lástima.