jueves, 28 de julio de 2016

Guelaguetza en San Antonino: una auténtica verbena popular

La festividad de la Guelaguetza en San Antonino termina siempre en una verbena que se realiza en la explanada municipal.

Después de que las delegaciones de la Guelaguetza hacen su representación en el Cerrito, se concentran en el zócalo de San Antonino, en donde la autoridad les ofrece una cena, mientras un grupo musical ameniza el baile.

La verbena, de hecho, inicia desde las propias faldas del cerro de San Antonino, en donde ríos y ríos de gente degustan la gran cantidad de muestras culinarias que se expenden: tamales, empanadas, taquitos, dulces regionales, mezcal...

Y también, afortunadamente, están creciendo las muestras artesanales, por lo que se pueden conseguir verdaderas obras de arte a precios accesibles.

Por otro lado, la verbena en el municipio no sólo se caracteriza por el baile, sino también porque las propias bandas musicales de los grupos participantes se animan a tocar piezas y el ambiente se vuelve de sana camaradería y diversión.

Es común y grato ver a las parejas bailando música popular con sus trajes típicos aunque sean de distintas regiones. Es una muestra de colorido y plasticidad.

La Guelaguetza en San Antonino es una auténtica fiesta popular. Recuerde que el segundo lunes también habrá fiesta. No falte.

martes, 5 de julio de 2016

El traje típico de San Antonino

Esta descripción la hizo el cronista no oficial de San Antononino Castillo Velasco, Fernando Santiago, y es de las hojas escritas a máquina que él gustaba de obsequiar a sus clientes y amigos. Aquí la transcripción:

MONOGRAFÍA DEL TRAJE TÍPICO DE HOMBRES Y MUJERES DE SAN ANTONINO CASTILLO VELASCO, OAXACA

"El traje autóctono en las mujeres consta de un adorno en la cabeza que consiste en borlas y cordones de estambre de color verde o café, llamadas tlacoyales, que se trenzan con los cabellos; una blusa de mangas cortas de tela de popelina bordada a mano con hilos de seda con figuras de flores y animales de múltiples colores.

La falda, una manta de lana teñida de rojo o guinda con el color que produce la grana cochinilla del nopal. En la cintura llevan una faja tejida también con diferentes figuras y que sirve para sujetar la manta y al mismo tiempo de adorno. En hombros y brazos portan un rebozo de seda que les sirve para abrigarse de las inclemencias del tiempo, para arrular a sus bebés y también de adorno. Calzan huaraches sencillos de cuero.

En las orejas portan aretes de oro, en el cuello un collar de coral rojo, rematado con una medalla de plata y oro y en los dedos anillos del mismo material.

El de los hombres consta de un sombrero de los llamados "24" de lana, de copa alta, ala ancha y alta en los bordes, variando el color según el gusto del que lo usa, adornado con bordados de hilos y cordones dorados. Portan un gabán de manta blanca almidonada, calzón del mismo color y material.

En el cuello portan una mascada de tela de satin, bordado en sus esquinas a mano con figuras de flores multicolores. En la cintura un ceñidor de color rojo o guinda, a veces también negro, anudado por el lado derecho y rematado con un moño cuyas puntas cuelgan cerca de la rodilla.

En los hombros, una cobija de lana tejida, con figuras de animales y plantas propias del campo. En la espalda una red de ixtle, en donde guardan sus alimentos. En los pies, calzan cacles de cuero duro, sin curtir."

Hasta aquí esta emotiva descripción.