sábado, 13 de junio de 2020

Fallece el ex presidente Manuel Caravantes

Este sábado 13 de junio de este 2020, falleció el señor Delfino Manuel Sánchez Caravantes, que se desempeñara como Presidente Municipal de la Heroica Villa de San Antonino Castillo Velasco en el periodo 2002-2004. Aunque había ganado la elección por el Partido de la Revolución Democrática, al poco tiempo su ayuntamiento renució a dicho partido, al igual que varios ayuntamientos de la entidad, en la misma fecha, por desacuerdos con ese partido.

Expresamos nuestro más sentido pésame a sus familiares y amigos y les deseamos una pronta recuperación ante esta irreparable pérdida. Descanse en paz nuestro querido amigo Manuel Caravantes, a quien cariñosamente  llamaban Manuel "Caramelo".

viernes, 5 de junio de 2020

CRÓNICA DE LOS DÍAS ACIAGOS POR EL COVID-19 EN SAN ANTONINO

Parte 1 de 2

En febrero de este 2020 el coronavirus se escuchaba por aquí como un suceso de lejanos países.

Pensado como algo distante e improbable, muchas personas mantenían su ritmo de vida normal.  Incluso, algunas realizaban fiestas masivas programadas con anterioridad a la amenaza.

Al tiempo que los contagios se declaraban como una pandemia y mientras avanzaba de manera invisible y vertiginosa, muchas personas se mostraban incrédulas y otras parecían estar atentas en el horizonte en busca de alguna señal, como si el virus debiera tener una forma visible y anunciada.

Pero ese mismo sentimiento permeaba en comunidades vecinas.

La histórica rivalidad entre algunos ciudadanos de Ocotlán de Morelos con algunos ciudadanos de San Antonino Castillo Velasco revivió en una tensa espera donde mutuamente se vigilaban para ver en dónde aparecía el primer caso de contagio, a la manera de dos equipos de fútbol que se disputan un campeonato y que compiten por meter el primer gol en una final de penaltis.

Pasó febrero y marzo y las medidas de sana distancia no se aplicaban de manera general.

En la última semana de abril se confirmó el primer caso de contagio por coronavirus en un municipio del distrito de Ocotlán y un día después trascendió que una señora de San Antonino estaba entubada en un hospital de la ciudad de Oaxaca, debido a ese virus.

Grupos de ciudadanos de San Antonino exigían a las autoridades municipales y a otros habitantes del municipio para que tomaran en serio las medidas de prevención, con pocos resultados.

En San Antonino, principalmente los comerciantes navegaban entre la incertidumbre, por la falta de información precisa y de acciones determinantes.

Un ejemplo de esto fue mercado regional de ganado “El Baratillo”, ubicado en San Antonino que se convirtió en motivo de disputa política con el ayuntamiento de Ocotlán, ya que la policía de ese   municipio vecino impidió el paso a los ganaderos que iban a San Antonino y los intimidaban tomándoles fotografías a ellos, a las placas de sus automóviles y advirtiéndoles que la Guardia Nacional había cerrado el “Baratillo”.

Mientras en el “Baratillo”, el personal de la Guardia Nacional probaba las nieves, consumían alimentos, se tomaban fotografías con los niños y hasta con el ganado y repartían gel como si fuera un día de vacaciones.

El 28 de abril los Servicios de Salud del estado confirmaron el rumor sobre la señora que permanecía entubada y fue la gota de agua que derramó el vaso para que la comunidad de San Antonino fuera acosada por considerarla fuente de contagio.

A muchos comerciantes de San Antonino ya no les permitieron vender sus productos en Santo Tomás Jalieza y en San Juan Chilateca, entre otros lugares, incluyendo a los que ordinariamente expenden sus productos en el mercado del centro de Ocotlán de Morelos, la cabecera distrital.

Los comerciantes tuvieron que improvisar su mercado en las calles de San Antonino.

En las redes sociales algunas personas de San Antonino denunciaron despidos injustificados, discriminación en el transporte público e impedimento para acceder a los bancos y servicios en Ocotlán.

El 5 de mayo se confirmó un segundo caso de contagio y a partir de esa fecha se contabilizaron al término del mes por lo menos una decena de decesos continuos, que, aunque algunos eran por causa de muerte natural, la imaginería popular los atribuía al coronavirus. No había información oficial.

La sociedad de San Antonino estaba dividida, ya que varios ciudadanos exigían una intervención más enérgica de las autoridades municipales porque en el mercado y en varios negocios no se respetaron las medidas de sana distancia, incluso el 10 de mayo se reportaron varias fiestas dentro de la comunidad.

A pesar de que habían fallecido personas vinculadas al mercado de Abastos de Oaxaca, considerado una fuente de contagios en la entidad, en los funerales se percibían contingentes de personas sin medidas de protección.

Al escepticismo de algunos ciudadanos se sumaba la incongruencia de algunos funcionarios nacionales que anunciaban que la pandemia había sido “domada” y que el uso de mascarillas de protección no era necesario y hasta se llegó a declarar al estado como un ejemplo de superación de esa crisis con sus “municipios de la esperanza” que retornarían próximamente a la “normalidad”.

Esa desinformación no sólo venía de las autoridades, sino que también algunas personas del municipio vecino creaban rumores en redes sociales, difundiendo videos y fotografías falsas o fuera de contexto que estigmatizaban a la gente de San Antonino.

Grupos de ciudadanos, de médicos y de jóvenes organizados como respuesta a la pandemia que azota a San Antonino, desplegaron cartas abiertas que orillaron a las autoridades municipales a una intervención más eficaz ante el problema.

Varios municipios de la zona también exigían al Ayuntamiento de San Antonino una intervención más decidida.

Gradualmente algunas farmacias de la localidad empezaron a cerrar por escasez de medicamentos y también como medida de precaución. La supuesta muerte de una dependiente de una farmacia y el conocimiento del deceso de un médico de la comunidad, alentaron a los consultorios privados a cerrar temporalmente sus servicios.

Entre el gremio de profesionistas médicos se comenta que el problema es grave y que existe una gran cantidad de casos de contagios sin reportarse y sin atenderse y que los problemas de diabetes, hipertensión y obesidad harían más pesimistas los resultados.

Pronto los principales comerciantes de abarrotes y en el mercado local empezaron a dosificar las ventas de algunos productos y a justificar el alza de precios debido a la creciente escasez.

En los grupos locales de Instagram, Whatsapp y Facebook las personas hacen reclamos sobre al alto costo de los ataúdes y de los permisos de inhumación en el panteón municipal, dicen que no hay solidaridad con los afectados.

A la par que se va desarrollando la pandemia en San Antonino, la población en general aplica su Guelaguetza.

A través de las redes sociales se anuncian las personas que diariamente regalan alimentos en sus casas: pan, hortalizas, legumbres, semillas, frutas y una gran variedad de alimentos y que están dirigidos a quienes lo necesiten.

Incluso, algunos comerciantes de San Antonino hacen donaciones en especie al comedor comunitario del municipio de Ocotlán de Morelos y hasta personas de otras comunidades, impulsadas por la necesidad, llegan a San Antonino para recoger una despensa, alimentos gratuitos o productos que los vecinos ofrecen generosamente a las puertas de sus hogares.

La ciudadanía dimensiona el peligro y extiende sus proverbiales vínculos de apoyo.

El gran corazón de la gente de San Antonino brilla como una esperanza en medio de la tragedia.