lunes, 14 de julio de 2014

Origen del Jarabe del Valle

Los hermanos Mateo y Delfino López Godínez (q.e.p.d.), además de ser grandes representantes de la artesanía de la Flor Inmortal, fueron discípulos y músicos de Don Laureano Jiménez, el más antiguo compilador del Jarabe del Valle que se conoce hasta esta fecha.

Ellos, que eran grandes conocedores de la cultura y la historia de San Antonino, redactaron una breve historia del Jarabe del Valle, que proporcionaban generosamente a las personas que los consultaban sobre diversos tópicos locales.

Como se desprende del texto, el Jarabe del Valle incorpora usos y costumbres de San Antonino Castillo Velasco que, están vigentes, por ejemplo en la costumbre del matrimonio.

Esta es la historia que relatan los famosos músicos y artesanos:

“Don Laureano Jiménez fue originario y vecino de la población de San Antonino Castillo Velasco. Fue pintor, firlarmónico, director y fundador de una orquesta de 35 músicos, que se inauguró el 15 de septiembre de 1910, y que se llamó Orquesta “Independencia”.

“Ese mismo día se estrenó el Jarabe del Valle, al que se dio este nombre porque San Antonino se encuentra situado en los Valles Centrales de Oaxaca.

“El Jarabe se compone de los siguientes sones:
1. Jarabe del Valle
2. El Palomo
3. Pasen a Tomar Atole
4. El Guajolote
5. El Loro

1. El Jarabe del Valle.- Se baila en los fandangos y mayordomías, despertando el ánimo y la alegría de los invitados y su ritmo es muy alegre, se toca en las principales fiestas de la población.
 
2. El Palomo.- Lo bailan los novios el domingo de fandango, a la hora de la comida en la que, la pareja, come de “palomita” o de “pichón”. Los padrinos de velación preparan los taquitos y del mismo taco comen los novios, demostrándose así el cariño y el amor eterno.
 
3. Pasen a Tomar Atole.- Se baila el lunes de fandango. Se le dio este nombre porque a la hora que llegan los padrinos, suegros e invitados del novio, todos, bailando, reciben el atole de leche que preparó la novia desde las tres de la madrugada, demostrando así la calidad de su trabajo y que es mujer trabajadora.
 
4. El Guajolote.- Se llama “El Guajolote”, porque el día sábado de fandango, de madrugada, los padres y familiares del novio, llevan los guajolotes a la casa de la novia; se arreglan dentro de un canasto grande con sus ingredientes. En el interior de cada uno, la guajolota se adorna con flores y se le ponen sus aretes y además llevan el oloroso poleo y leña para cocinar el tradicional mole de guajolote.
 
5. El Loro.- Se le dio este nombre porque al terminar la fiesta de fandango, o de la mayordomías, los invitados se encuentran disfrutando la fiesta, alegres y compartiendo el sabroso mezcalito, simulando entre todos una plática de loros.”

Enrique Jaime Sánchez Alonso, que es un reconocido Chogol de San Antonino Castillo Velasco(“Chogol” se le designa al conductor o maestro de ceremonias en mayordomías y matrimonios) asegura que, según la costumbre, cuando se toca el Jarabe del Valle se levantan los asistentes a un fandango, boda o mayordomía, formando dos filas, una de hombres y otra de mujeres, para bailar y se les reparte el poleo, que invade con su suave y fino aroma la casa del novio o del mayordomo.

El poleo es cortado en el cerro por familiares y amigos del novio a quienes se les llama “viguches”, que en zapoteco significa “hombre fuerte”, y que son los repartidores designados por los caseros, para que, junto con el poleo, entreguen un cigarro y un mezcalito, como muestra de hospitalidad y bienvenida a los asistentes.

Desde tiempos antiguos, las mayordomías eran encabezadas por dos músicos que anunciaban la fiesta con el tambor y la chirimía, costumbre que también se conserva en nuestros días.

Asimismo, señala que, de acuerdo con la información local, la primera vez que se le puso coreografía al Jarabe del Valle fue en el año de 1912, y que se estrenó un 24 de diciembre, en el día de Noche Buena. Los niños que representaron a los pastorcitos en esta navidad fueron dirigidos por el señor Antonino Martínez Raymundo, un Chogol antigüo y experto, que fue quien adaptó los pasos a cada son del Jarabe del Valle, ya que desde que se había dado a conocer el Jarabe del Valle nadie lo bailaba al ritmo de la música.

La representación de los pastorcitos de la Noche Buena, es toda una tradición en la comunidad de San Antonino Castillo Velasco y en el marco de esta celebración, fue que afortunadamente, se le dio la coreografía al Jarabe del Valle.

Al referir también la historia del Jarabe del Valle en la Guelaguetza, existe el testimonio, de primera mano del señor Alfonso M. Santiago Aguilar(q.e.p.d.), quien se caracterizó por acopiar material fotográfico y documentar la historia y la cultura de San Antonino Castillo Velasco y que participó en las primeras delegaciones oficiales del Jarabe del Valle en el cerro del Fortín en la Ciudad de Oaxaca.

En un breve escrito que denomina “Semblanza del Jarabe del Valle: un homenaje al pueblo de San Antonino Castillo Velasco, Jardín del Valle Oaxaqueño”, menciona cómo se inició la participación oficial de San Antonino en la Guelaguetza:

“Fue en el mes de julio de 1956, ya organizada la delegación de esta H. Villa de San Antonino Castillo Velasco, nos presentamos en el Cerro del Fortín para presentar nuestra Guelaguetza, para lo cual teníamos que bailar los acordes de la banda del estado, por disposiciones del gobierno, que en aquel entonces, no había Secretaría de Turismo, ni esas cosas; simplemente éramos invitados del Gobernador, y habiendo tocado nuestro turno, nos llevamos la desagradable sorpresa de que la banda empezó a tocar sones desconocidos para nosotros y no pudimos bailar de acuerdo a nuestros ensayos y a los sones de nuestro Jarabe.

“Terminada nuestra actuación, que fueron puros brincos, me dirigí al Director de la banda, que lo era el maestro Don Diego Innes y le hice saber nuestro desconcierto tocante a los sones por el cual no pudimos bailar como eran nuestros ensayos, y él me respondió: “Lo noté”, pero que no tuviéramos cuidado y prometió venir al día siguiente y que estuviera pendiente el solista del clarinete, cita que se efectuó en la casa de la señora Matilde Aguilar Alonso, domicilio que se encuentra ubicado en la esquina que forman las calles de Porfirio Díaz y Avenida Castillo Velasco, en San Antonino.

“De esta manera y a los acordes del clarinete del señor Porfirio Aguilar Rey, se documentó el ‘Jarabe del Valle’ de manos del subdirector de la banda del Estado, maestro Moisés Baltasar Velasco. Posteriormente, el maestro Diego Innes llevó a la banda de música a la compañía grabadora “Peerles”, con la partitura del recién descubierto “Jarabe del Valle”, para su grabación en los acetatos, los cuales salieron a la luz pública, generalizándose de esta manera nuestro hermoso y querido jarabe.

“Destacan en cada parte del jarabe, o sea en los sones, el nombre de cada uno de los animalillos muy populares de esta región, entre ellos ‘El Guajolote’, ‘El Torito’, ‘El Burro’, ‘El Palomo’ y ‘El Loro’.”

Actualmente el Jarabe del Valle, de profundas raíces indígenas, representa a los Valles Centrales en las fiestas de la Guelaguetza, e incluso, las “Chinas Oaxaqueñas”, comunidades mestizas que trasladaron tardíamente la tradición de las “Chinas Poblanas” en la representación de la Ciudad de Oaxaca en la Guelaguetza, adoptaron el Jarabe del Valle como su música representativa.

El Jarabe del Valle se popularizó y se toca en festividades y mayordomías de muchos pueblos zapotecos de Valles Centrales.

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