martes, 18 de junio de 2013

Campañas políticas en San Antonino

Me recuerdan las elecciones de López Portillo.

Entonces era yo un niño y no entendía quién era ese señor al que le echaban encima papelitos, como confeti, con los colores de la bandera, mientras levantaba el brazo como una estatua y las trompetas, las matracas, la música que invitaba al baile, los oradores que destacaban elocuentemente las bondades del candidato, las enormes fotografías con las mejores poses, las porras y las simpáticas porristas y los tamales que convertían aquella apoteósis en una fiesta que me hacían suponer que el tal López Portillo era alguien importante que iba a hacer algo importante. (Ya con una mayor información producto de la edad, me pareció que hasta el último minuto de su vida, el tal López Portillo trató de justificar su papel de presidente con libro, tras libro. Ingrata vida.)

Algo así pasa en San Antonino: la ausencia del Reglamento del Bando de Policía y Buen(Sic) Gobierno, hace que desde la madrugada y hasta altas horas de la noche te despierten alegres canciones de carros con altavoces que anuncian al candidato --todos los candidatos lo hacen---. Ahora sí, llegó el mero, mero, esta vez no hay error, ésta es la solución (¿solución a qué?)

- Son las cinco y media de la mañana, ¿no es muy temprano para que anden los altavoces de los candidatos?

-Temprano para quién, aquí la gente no duerme por el trabajo.

- Bueno, tal vez temprano para uno que es burócrata y que cumple puntualmente sus horarios. (Me acuerdo de ese verso español que dice más o menos así: "Una hora duerme un santo, dos quien no lo es tanto; tres el gallo, cuatro el caballo, cinco un comerciante, seis el estudiante...y así hasta llegar hasta doce: el empleado de gobierno.")

Las promesas son muy parecidas, lo cual es un buen signo de que se coincide más o menos en las necesidades locales. Pero los paisanos son listos, se van con mesura. Las propuestas son coincidentes porque más o menos se refieren a lo que de manera evidente es necesario: honestidad, transparencia, trabajo y atender todo aquello que no funciona: médico de guardia en el centro de salud, mejorar el baratillo, apoyar el campo...

Por lo pronto, hay que asistir a los cierres de campaña, que tanto me recuerdan al tal López Portillo: cena gratis, mezcalito, música, circo, maroma y teatro.



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