lunes, 8 de julio de 2013

Delegación de San Antonino en la Guelaguetza
















Aquí una foto de hermosas mujeres de San Antonino Castillo Velasco, de la Delegación del Jarabe del Valle, en la Guelaguetza.

Hoy en día se está perdiendo la autenticidad de esta representación, porque el supuesto comité de autenticidad está aperturando dicha fiesta, supuestamente por fines políticos, a representaciones parciales por pueblos mestizos---que toman fragmentos del Jarabe del Valle---, que no tienen traje típico, ni hablan la lengua indígena, ni forman parte de sus tradiciones y costumbres.

Por ejemplo el Jarabe del Valle incorpora la ceremonia del matrimonio, una costumbre vigente en San Antonino Castillo Velasco, con el baile del Guajolote, un animal auténticamente prehispánico.

Pero en fín, vale la pena citar esta pérdida de originalidad en un tono nostálgico, el de la experiencia.

Cuenta Doña Arcelia Yañiz, en su libro "Oaxaca de mis Amores" que antiguamente la Guelaguetza se celebraba en las faldas del cerro del Fortín: "Todo era típico, hasta la lluvia, porque regresaban de paseo muy mojados, pero contentos, con ramas de frutos y flores, y en verdadera democracia, porque se habían confundido, sin alterarse, mercaderes, amas de casa, socialités, intelectuales, con el solo fin de divertirse y darle vuelo a la tradición."

Dice también que en el gobierno de Víctor Bravo Ahuja se le dio importancia económica a esta fiesta y se construyó el auditorio y se pagaba entonces los gastos de hospedaje y alimentación a los pueblos que participaban.

Haciendo alusión a las primeras representaciones de la Guelaguetza, Arcelia Yañiz comenta que: "También fueron los tiempos que los que llevaban el programa eran notables intelectuales, como don Manuel Zárate Aquino, quien daba cátedra universitaria, en ella disertaba de los orígenes de cada grupo representado, de acuerdo con la geografía, la historia, y la etnia a la que pertenecían, frases que no eran inventadas, sino reales, lo que le daba un aspecto de altura a la presentación. Esto degeneró años después, en poner en la boca de los próximos locutores, como un espectáculo, lo que era nada más la reseña de una múltiple tradición.

"¿Qué pasó con Tuxtepec, que no tenía traje típico? y sí lo tenían en cambio sus pueblos aledaños, y es ahí donde están los mejores trajes regionales, pues hubo que inventarlo, y de esto se encargaron los sociólogos y la tradición oral. No había entonces un comité de autenticidad, como ahora, sino había una clara conciencia del gobierno, que era el principal organizador del evento, de que todo debía ser auténtico, tanto los idiomas en que hablaban los protagonistas, atuendos, música, tocados. Claro que hubo innovadores entre ellos mismos, pero procurando que no se alterara nada de lo tradicional. La región de Tuxtepec, compuesto por un extraordinario grupo de mujeres hermosas, portaba cada una de ellas los huipiles correspondientes a los pueblos citados, y lo hacían descalzas, con las terribles consecuencias del sol y el piso. Ya después usaron huaraches y otros calzados.

"A la bailarina profesional, María Luisa Marín Mata, la pusieron como una figura solista, partiendo plaza, es decir, antes del espectáculo, con el enredo del valle, el rebozo en la cabeza, a la usanza indígena y un cántaro de Coyotepec en el hombro, era como un paseo en círculo, como quien abre un telón imaginario. Le buscaron adornos coreográficos a nuestra fiesta, pero nunca se les ocurrió alterarla en nada. ¿Por qué ahora ocurre?, el cambio de sitio es un tema, y el techar el auditorio es una locura, porque en los foros abiertos de todo el mundo, la naturaleza en todos sus aspectos juega un papel importante, forma parte del espectáculo."

No hay comentarios:

Publicar un comentario