domingo, 26 de enero de 2014

Leyenda de las sombras gigantes

Son de mal agüero.

Les dicen sombras porque sólo se aparecen por las noches y nunca dejan ver su rostro completamente, sólo la silueta y los tenues rasgos de la cara, por lo que se sabe ahora que las sombras gigantes pertenecen a un hombre, una mujer y un perro.

Se aparecen a altas horas de la noche y al principio parecen normales, pero conforme uno se va acercando a ellos, van creciendo desmesuradamente hasta alcanzar los más de dos metros de altura.

Los perros y los caballos son los primeros que notan su presencia. Los perros ladran con temor y los caballos se niegan a avanzar, bajando la cabeza y resoplando con fuerza.

Por lo general, anuncian la muerte de la persona que los encuentra o bien, alguna desgracia próxima que ocurrió o ocurrirá en ese lugar donde se aparecen.

No son pocas las personas que han muerto de muy diversas causas, después de encontrarse a alguno de estos gigantes infernales.

Los mayores y los que han sobrevivido a su encuentro, saben que hay una forma de neutralizar su mal aire, y en consecuencia, la amenaza que anuncian: sólo hay que fumarse un cigarro frente a esos gigantes para que desaparezcan en el acto.

El único problema es que resulta sumamente complicado encender cualquier cerillo o encendedor frente a ellos.

También funciona una antorcha o carbón encendido porque, al parecer, el fuego es el elemento maravilloso que le pone fin a esas endemoniadas sombras.

De modo que cuando se vea en la necesidad de transitar por los campos de San Antonino en la oscuridad, tome sus precauciones porque hay gigantes oscuros que pueden salir en cualquier momento con las peores intenciones.

sábado, 18 de enero de 2014

Memorable mayordomía del Niño Jesús

Es una tradición ancestral.













Y como cada año se llevó a cabo en San Antonino la mayordomía del Niño Jesús; la festividad que se llena de color, de olor a frutas de la región, de fe y religiosidad típicas de un pueblo creyente, en su mayoría católicos, que refrendan su identidad de manera cotidiana en las tradiciones y costumbres locales.

La mayordomía del Niño Jesús se caracteriza por la unidad del pueblo en torno de una celebración religiosa, en la que participa la comunidad, en un ambiente de respeto, fe, humildad y alegría.


Los niños, en su mayoría menores de doce años, se visten de ángeles y pastorcillos, con sus alas y sus atuendos típicos, representando el momento bíblico del nacimiento de Jesús.

Con sus atuendos de vivos colores, los pastorcitos declaman versos y acompañan al Niño Dios en las calendas y en las celebraciones litúrgicas, mientras la Casa del Niño Dios adquiere una identidad local, con adornos de hilos de tejocote con granada, piña y plátano y la hierba de poleo, que aromatizan el ambiente al tiempo que la combinación de sus formas y colores crean un entorno surrealista.

La celebración religiosa principal es la de Noche Buena.