martes, 25 de junio de 2013

A cortar azucenas

El cerro de San Antonino Castillo Velasco, también conocido como el Cerro de la Azucenas, que contiene vestigios arqueológicos, empieza a llenarse por estas fechas de azucenas, por lo que familias enteras van a cortar estas aromáticas flores.

Esta es una costumbre muy antigua y que ahora se asocia a la celebración de la Guelaguetza, que se realiza en las mismas fechas que en la Ciudad de Oaxaca y con grupos originales que le dan realce a esta tradición.

Acá una foto que debe tener más de 50 años, cuando la Delegación de San Antonino Castillo Velasco participó en el Lunes del Cerro en la Ciudad de Oaxaca.





martes, 18 de junio de 2013

Campañas políticas en San Antonino

Me recuerdan las elecciones de López Portillo.

Entonces era yo un niño y no entendía quién era ese señor al que le echaban encima papelitos, como confeti, con los colores de la bandera, mientras levantaba el brazo como una estatua y las trompetas, las matracas, la música que invitaba al baile, los oradores que destacaban elocuentemente las bondades del candidato, las enormes fotografías con las mejores poses, las porras y las simpáticas porristas y los tamales que convertían aquella apoteósis en una fiesta que me hacían suponer que el tal López Portillo era alguien importante que iba a hacer algo importante. (Ya con una mayor información producto de la edad, me pareció que hasta el último minuto de su vida, el tal López Portillo trató de justificar su papel de presidente con libro, tras libro. Ingrata vida.)

Algo así pasa en San Antonino: la ausencia del Reglamento del Bando de Policía y Buen(Sic) Gobierno, hace que desde la madrugada y hasta altas horas de la noche te despierten alegres canciones de carros con altavoces que anuncian al candidato --todos los candidatos lo hacen---. Ahora sí, llegó el mero, mero, esta vez no hay error, ésta es la solución (¿solución a qué?)

- Son las cinco y media de la mañana, ¿no es muy temprano para que anden los altavoces de los candidatos?

-Temprano para quién, aquí la gente no duerme por el trabajo.

- Bueno, tal vez temprano para uno que es burócrata y que cumple puntualmente sus horarios. (Me acuerdo de ese verso español que dice más o menos así: "Una hora duerme un santo, dos quien no lo es tanto; tres el gallo, cuatro el caballo, cinco un comerciante, seis el estudiante...y así hasta llegar hasta doce: el empleado de gobierno.")

Las promesas son muy parecidas, lo cual es un buen signo de que se coincide más o menos en las necesidades locales. Pero los paisanos son listos, se van con mesura. Las propuestas son coincidentes porque más o menos se refieren a lo que de manera evidente es necesario: honestidad, transparencia, trabajo y atender todo aquello que no funciona: médico de guardia en el centro de salud, mejorar el baratillo, apoyar el campo...

Por lo pronto, hay que asistir a los cierres de campaña, que tanto me recuerdan al tal López Portillo: cena gratis, mezcalito, música, circo, maroma y teatro.



viernes, 7 de junio de 2013

Crónica de un robo

De buena fuente.

El honrado y trabajador panadero llegó en su motocicleta a la estética.

Se estacionó correctamente, descendió e ingresó al local. Como vio a varios clientes antes que él, tomó su lugar y mientras esperaba su turno para que le cortaran el cabello, hojeó una de esas revistas de escándalos de artistas y se concentró en la lectura.

Tal vez la lectura de la información le hizo pensar que era un exceso y hasta una forma de hostigar a la gente que trabaja en la televisión con esa clase de revistas; tal vez la pareció sumamente atractiva la mujer semidesnuda que aparece en la portada con títulos atrevidos y hasta de doble sentido.

De vez en cuando contemplaba a la estilista que, con acertada habilidad, cortaba el cabello a un cliente, dándole una renovada apariencia por el cabello aseado. De nuevo se concentró en la lectura de los escándalos de la vida íntima de los actores de televisión y probablemente pensó que ese era un negocio que tenía éxito por ventilar la vida privada, los fracasos, los éxitos, pero más las veleidades de un sector reducido del entretenimiento, cuando de pronto, un hombre vestido de manera formal, abrió la puerta de cristal de la estética y se paró en la entrada como cualquier cliente para preguntar: "Buenas, tardes, disculpe, ¿quién es el dueño de la moto que está acá afuera?"

Pensando que estaba ocasionando algún inconveniente, el panadero contestó: "Soy yo, ¿me quedé mal estacionado?" A lo que el hombre de la puerta, sacando una pistola de su cinto, le apuntó mientras decía : "Dame las llaves".

Era obvio, se trataba de un asunto de vida o muerte. El cañón apuntando a su rostro y la mirada impávida de los clientes del lugar, le hicieron pensar a mil por hora y automáticamente entregó las llaves, buscando hacia donde saltar en caso de que el hombre armado le fuera a disparar.

Con las llaves en la mano, el hombre de la pistola cerró con naturalidad la puerta. Se subió rápidamente a la motocicleta, la echó a andar y se fue a toda velocidad.

El panadero asaltado quedó desconcertado, le pareció un milagro que no le hubieran disparado y eso era más que suficiente para ya no cortarse el pelo y salir incómodo y asustado de aquel lugar.

Dicen que no es la primera vez que sucede esto.