lunes, 22 de agosto de 2011

Soneto al Padre Alberto

En sus memorias de Un Quijote Sin Lanza, consigna el Padre Alberto (Director de la Casa Hogar para Ancianos "San Lázaro" de San Antonino Castillo Velasco) un soneto que le escribió su amigo Juan José Poe y por cuya belleza y fidelidad lo reproducimos a continuación:

"Un hombre transmutado en pan de amor
y maná para el más desprotegido.
Auxilio del anciano y desvalido,
del pobre y del enfermo. Protector.
Un hombre quijotesco: luchador
en defensa del débil, perseguido
a causa de lo justo, zaherido
como un Cristo viviente. Mediador.
Amable, complaciente, desprendido,
cabal, cierto, paciente y precavido.
Entregado a su afán, tierno y sagaz,
dispuesto a lo que sea por la paz
y en concordias de unión buen juez experto.
Un hombre irrepetible: Padre Alberto.

Poe, junio de 1999.

viernes, 12 de agosto de 2011

Leyenda del hombre que tuvo pacto con el diablo

Aunque usted no lo crea.
Hasta hace unos días me parecía que el viejo Me'mb ocultaba algo serio y grave.
Acostumbrado a contar largas historias fantásticas mientras degusta mezcal, me pareció que tenía mucha imaginación alentada por el metanol que lo arrancaba de la vida.
Ebrio o no, siempre sostenía lo que decía.
Una de sus más fantásticas historias---que cualquiera podíamos creer porque hay elementos de verosimilitud indiscutibles--- es que se sacó el premio principal del Melate y que nunca lo quiso cobrar. Digo que se puede creer porque al menos hay dos premios principales del Melate que nunca fueron cobrados en Oaxaca.
Y Me'mb dice que uno es de él, por eso ya no se aguantó más ----ya no se aguantó andar sin mezcal---y a cambio de acompañarlo a echarnos unos tragos me confesó el motivo por el que nunca quiso cobrar el premio.
Cabe señalar que soy la única persona que conoce esta historia, tal como se lo prometí.
Dice que siendo joven se había endeudado sin límite. Por causa de la pobreza lo abandonó su mujer. Perdió su casa. Vendió sus animales y su escaso patrimonio, refugiándose desde entonces en un solar a las orillas de San Antonino, que es la única herencia que conservó de su madre.
Viéndose en tal grado de necesidad invocaba e invocaba a santos, angeles y demonios, a ver quién lo sacaba del atolladero. Y en una de esas, por el cerrito de San Antonino, se le apareció un "catrín"; es decir, un señor de tez blanca como la nieve, joven de una belleza extraordinaria, pero frío, frío como cadaver y vestido con una camisa negra con orlas como de difunto sobre el pecho y un chaleco de piel negra. Su pantalón de piel y sus botas negras, eran acompañadas por una binza enorme como su estatura y abordándolo de lado le dijo: "Me'mb, estás muy jodido. Has perdido hasta la fé y ahora yo soy el único que te puede ofrecer dinero, todo el dinero que quieras para sentirte el único, para ser más que todos los que conoces y para comprar lo que nunca has tenido. Todo el dinero que te imagines yo te lo puedo dar cuando tú quieras. Tu no me podrás devolver el dinero y ni pagarme intereses. Lo único que sucederá es que sólo tendrás un año de vida después de que yo te entregue el dinero. Pero piénsalo, ¿a poco no vale la pena ese pequeño sacrificio para tenerlo todo, para humillar a los que te pisotean,  para vengarte de los que te discriminan, para cobrar todas las que te deben los hipócritas que te rodean?" Y acto seguido desapareció como había llegado.
Mem'b dice que sintió como si le hubiera echado un balde de agua helada por la espalda y que no se acuerda si aquello fue realidad o un sueño, por el hambre y la desesperación. Pero precisa detalle a detalle la entrevista con el personaje aquel.
Durante muchos años guardó el secreto al tiempo que acumulaba temores y caía en las garras del mezcal --- "más bien, el mezcal cae en mis garras, dice en tono de broma"---, y habiéndose dado cuenta de la dimensión de ese trato que le habían ofrecido, decidió no desear tener dinero, hasta el día en que fue brutalmente humillado cuando pidió prestado.
Dice que después de ser regañado, de ser humillado y pisoteado (lo cual es una mala costumbre cuando uno pide favores), le negaron el préstamo. Entonces deseó con todo su ser tener suficiente dinero para vengarse.  Y aquella noche soñó que se dirigía al centro de la ciudad a un local en donde venden juegos de lotería, fijándose especialmente en uno que se llama Melate.
Una amiga de Santa Ana Zegache que trabaja como nana en la casa de un panadero le facilitó cincuenta pesos para poder ir a buscar a Oaxaca la tienda que él soñó.
Preguntó cómo se participaba en ese sorteo y compró un boleto.
Ese día se durmió en el Parque del Llano y muy de mañana se dirigió al local hasta que lo habrieron y él pudo constatar el resultado, indiscutiblemente se había ganado el premio principal.
Dice que el corazón se le salía por la vieja y raída camisa y se revolcaba en un jardín del centro loco de contento y de incredulidad. Sobre todo, empezó a imaginar una por una las venganzas que tenía acumuladas hasta que en su larga lista, sus ojos toparon con la fachada de una iglesia y se recordó de inmediato del rostro del "catrín" y el recordatorio aquel de que tenía un año de vida a partir de recibir el dinero para hacer todo lo que quisiera.
Lo pensó mucho y consultaba a diario cómo y hasta cuánto podía cobrar el premio.
No se decidía. Estaba desesperado y en una de esas se dirigió al sitio en el que se le había aparecido el catrín. En ese lugar encontró una serpiente de coralillo que lo contemplaba fijamente. Un mal presentimiento lo embargó y se alejó decidido a tomar una decisión, acaso la más importante en su vida: quemó el comprobante del juego y nunca se presentó a cobrar el premio.
Después de un año de aquel suceso esperó su muerte con resignación, pero pasaron muchos años como hasta ahora y sigue vivo y no le va mal. Se dedica a sembrar y el mismo vende lo que cosecha.
En sus ratos libres se la pasa tomando mezcal en el amplio, amplísimo patio de su casa.

Después del mezcal minero que le llevé me prometió que me va a llevar al lugar preciso en que se le apareció el diablo.

Je, je, je.


jueves, 4 de agosto de 2011

Bordados de San Antonino

El bordado en San Antonino es de una belleza insuperable.
Se trata de un trabajo creativo que tiene como límite la imaginación.
Este es un modelo de bordado para manteles que se realizan en la comunidad y que son muy apreciados, principalmente para tapar los canastos que portan el pan o las viandas que se obsequian en los distintos eventos sociales.
Si por ejemplo, usted es padrino o consuegro o familiar o invitado especial en alguna festividad (mayordomía, boda, bautizo, primera comunión, cumpleaños, velorio, etc...) usted recibirá en su domicilio, por lo menos dos veces al día un canasto enorme que contiene alimentos según se corresponda con el horario (desayuno o comida) como por ejemplo, un jarro de chocolate, un jarro de atole, el riquísimo pan con los secretos de la cocina de San Antonino, el almuerzo respectivo en una olla con su dotación de tortillas tlayudas y sus complementos. También se le lleva una dotación de alimentos a las personas que brindan sus servicios como chocolateras, cocineras, tortilleras o según corresponda su papel en la festividad.
Y dicho canasto se tapa con este tipo de manteles.
¡¡¡Qué elegancia!!!