lunes, 30 de agosto de 2010

Eso es ser autoridad

Son las ocho de la mañana.
El mercado municipal---que amerita otra colaboración en otro momento--- mantiene un dinamismo intenso con su colorido de productos y sus olores de alimentos que hacen del acto de comprar un arte.
Pese a la rapidez con que se compra y se vende, la gente no deja de conocer y divulgar las noticias frescas del momento.
Sin que uno pregunte le tiran a boca de jarro: "¿y su calle, que es la más fea de San Antonino no la van a pavimentar? Uno se queda impávido, uno no sabe qué contestar, cómo se le explica a estas gentes que ya llevamos dos solicitudes en dos distintos periodos de gobierno sin que nos hagan caso.
---Esteeeee, no sé, ¿por qué?
---Ayyy, cómo que no sabe, si ya todo mundo anda diciendo que el ayuntamiento va a cerrar con broche de oro pavimentando las calles más feas de San Antonino.
---Ahhhh, que buena noticia, entonces es casi seguro que van a pavimentar mi calle.
---Noooo, cómo cree. Van a pavimentar las calles donde los integrantes del ayuntamiento viven o tienen casas, pues para qué cree que sirve ser autoridad.
----Sí, verdad, je, je... No pues no sabía.... Y la persona se aleja satisfecha de haber matado dos pájaros con un certero golpe: me evidenciaron con que mi calle es la más fea de San Antonino porque está sin pavimentar, llena de estupendas lomas de arena y hoyos de agua negra y sucia que en temporada de lluvias no puedes salir ni entrar y en temporada de calor, las tolvaneras te envuelven en un polvo sucio lleno de amenazas para la salud.
Y por otro lado, de paso me dieron un golpe fino y directo a la yugular: tú no eres autoridad, entonces tu calle no se pavimentará...Chingaos....

martes, 24 de agosto de 2010

El miedo no anda en panteonero

Es común.
El viejo y audaz panteonero de San Antonino es un hombre sin miedo...bueno, era.
Como buen campesino sabe que la materia muerta no provoca ningún daño, a menos que se le ingiera. Sin embargo, hace un par de semanas anduvo sumamente asustado tratando de conseguir huevos de guajolota, que son muy buenos para hacerse una limpia o curación y la gente que lo vió asegura que realmente el hombre andaba asustado.
Y no era para menos.
Los que lo vieron dicen que se registró un entierro de una respetable señora que dispuso previo a su deceso, anticipado por una larga enfermedad, que la enterraran en el mismo lugar en el que reposan los restos de su marido.
El panteonero, siempre eficaz y a petición de los deudos de la extinta, acató dicha disposición, sin embargo, se enfrentó a un dilema: por lo general una excavación es para un ataúd y aunque el panteón de San Antonino está llegando a su límite de crecimiento, nunca le había tocado a él ese problema, de meter un ataúd en un espacio ocupado. Así que tomando la iniciativa, optó por extraer el antiguo ataúd del marido e introducir el de su esposa. Una vez hecho esto se le presentó el dilema de qué hacer con el primer ataúd. Así que decidió dejarlo afuera, pues dónde se iba a creer que pudiera haber dos ataúdes, uno encima de otro, lo cual podría ser mal visto ante el más allá.
Dicen, los que lo vieron, que incluso mucha gente no reparó en el pequeño detalle de haber extraído el viejo ataúd conteniendo los restos del esposo, que el panteonero de buena fé echó a la basura.
Excepto un familiar de la señora que con justa razón hizo del conocimiento este bochornoso asunto a las autoridades municipales de San Antonino, advirtiéndoles que de no devolver los restos del esposo a la tumba, les iba a costar una controversia legal que les saldría muy caro.
Ni tardos ni perezosos, las autoridades municipales convocaron al panteonero y en juicio sumario lo apercibieron que de no regresar el ataúd con los restos del marido a la tumba lo encerrarían tres años en la prisión municipal.
Obvia decir que ese día el panteonero se pasó toda la noche en el panteón regresando los restos a su lugar, sobre el ataúd de la señora recién fallecida y a la mañana siguiente por todo el pueblo y las comunidades circunvecinas estuvo tratando de conseguir huevos de guajolota para darse una buena limpia.
La gente estaba alarmada pues pensaba que algo grave le había pasado al panteonero después de una larga noche en la soledad del camposanto.
Ya más relajado se le preguntó al panteonero sobre el motivo de su susto y él respondió con alivio que no tuvo ningún inconveniente con los restos ni con el panteón a la media noche, sino que se asustó por la amenaza de la autoridad, ya que "estos cuates me hubieran encerrado muchos años, sin avisar a la justicia, pues viera asté de lo que son capaces..."

lunes, 16 de agosto de 2010

Una apuesta singular

Dice el abuelo CL, que cuando era niño---hace más de setenta años---, un rico y próspero personaje de Santiago Apóstol vino a buscar a San Antonino al hombre más rico del pueblo (reservándonos desde luego, las proporciones de tiempo y espacio).
Aquel fulano, que se presumía el hombre más rico de Santiago Apóstol le espetó sin miramientos:
---Oye, fulano. Por ahí dicen que tú tienes mucho dinero. La verdad, yo creo que yo soy el que tiene más dinero. Así que te reto a que enseñemos nuestro capital para ver realmente quién tiene más dinero.
El hombre de San Antonino lo miró con curiosidad y aunque ya tenía antecedentes de esa persona, aceptó el reto y le contestó:
---No sé realmente quién tenga más dinero, pero me gusta la idea. ¿Cómo quieres que nos comparemos?
Después de pensarlo un rato, el hombre de Santiago dijo:
--- Los terrenos por hectáreas y el dinero en monedas de plata 0720 por almudes. (Como sabemos el almud es un recipiente al que le cabe como un kilogramo aproximadamente).
El hombre de San Antonino le reviró:
---Los terrenos por hectáreas y por pueblos y el dinero por carretas en monedas de plata y oro.
El hombre rico de Santiago Apóstol agachó la cabeza y contestó:
---No voy a poder. Creo en su palabra y le ofrezco una disculpa. Y se retiró apenado.
Dice el abuelo CL que el hombre rico de San Antonino fue rico durante muchos años y previniéndose de cualquier robo contrató a un peón de fuera para que lo ayudara exactamente un día viernes, en el que no permitió que nadie entrara a su casa, excepto el peón y él.
Según cuenta el abuelo CL, se sabe que nunca nadie vio salir al peón, pero lo que sí es seguro que parte de esa fortuna de monedas de plata y oro quedaron enterradas en un terreno en el que algunas veces se aprecia una especie de luz que sale de la tierra y que la gente no se acerca hoy en día porque piensan que ese lugar está embrujado.
El terreno ha pasado a diversos dueños, pero nadie a escarbado. Casualmente el nuevo dueño, no conoce la historia, pero el abuelo CL asegura que ahí está enterrado algo más que el dinero.
Le pregunté si él lo ha buscado y me contestó:
---Nunca te metas con los muertos, ni con dinero ajeno...

lunes, 2 de agosto de 2010

Adios a la Guelaguetza

Los mayores se quejan de la degeneración que ha causado el dinero entre los paisanos.
Guelaguetza"--que no el baile---, significa el apoyo físico y económico que se da a otra persona con el fin de esperar la misma retribución en un momento dado.
Hoy en día eso está cambiando dramáticamente.
La chocolatera te cobra el día. El panadero te cobra el pan. La atolera, te cobra el atole. La tortillera te cobra las tortillas. La cocinera te cobra su día de trabajo. Las que van a lavar trastes te cobran su día.
Se está perdiendo el espíritu de la guelaguetza.
Lástima.